A continuación una recopilación de algunos de los
más destacados sustos que me han pasado escalando ordenados más o menos cronológicamente.
Para tomar nota…
1. Niños jugando a ser alpinistas: Con apenas 13 años, tres amigos nos escapamos para
hacer el Torres en Invierno. Sin la experiencia suficiente salimos vivos
de milagro. Subimos por la arista noroeste y bajamos, ya no se ni por
donde bajamos, sólo se que uno de mis compañeros pensó que era más fácil
bajar sentado deslizándose por la nieve y se tiró hacia el lado norte
pensando que este tendría continuidad. No sé cómo pudo salir ileso. Sufrió
una caída de 200 m
con un salto que no había visto desde arriba de unos 15 metros, que según
lo descubrió, además clavó los crampones para intentar frenar y volteó de
cabeza. Increíble. Que suerte tuvimos. Lo máximo que habíamos hecho hasta
entonces era la Rapaína
o el Toneo en el entorno del Puerto de San Isidro. Al Torres no nos
dejaban ir y por eso nos escapamos.