lunes, 11 de marzo de 2013

"El Abrazo Final"

Hoy hace un año. Y quiero recordarle y compartirlo aqui con vosotros porque era una gran persona.


“La muerte de un alpinista es siempre un accidente lamentable que priva al mundo de un ser humano que no quería morir, si no vivir más profundamente”
(Ruedi Schatz)
Jose en el centro y Viti a la derecha
     Me estremece imaginar que mientras me encontraba tranquilamente en casa sin enterarme de nada, ellos estaban viviendo el dolor total. Ni siquiera sabía que se encontraban allí. Pasaron incluso dos días hasta que me llegó la noticia y todo eso significó el desconsuelo de tener que asumir lo ocurrido sin poder remediarlo.

       Siempre es difícil aceptar la pérdida, pero es aún más difícil contener la rabia cuando el despropósito y la mala suerte campan a sus anchas.
        Me horroriza pensar lo rápido que cambia la suerte. Todo era alegría por la proximidad a la cumbre cuando aquel mundo de bloques se les echó encima.
       Ese es el momento en el que Jose hizo ese gesto final que le define como persona. Se abalanzó sobre su compañero, para protegerle del desprendimiento, llevándose así la peor parte. Con graves lesiones, los dos quedaron colgados de la reunión mientras Javi, el otro compañero de la cordada, a pesar de caerse varios metros, pudo valerse por si mismo.
      Fue desolador para ellos ver como aquel helicóptero, tras numerosas maniobras de acercamiento, había venido a auxiliar a otros. Estos, con lesiones mucho menos graves, dieron por sentado que los de arriba estaban bien. Sin embargo, mis amigos pasaban desapercibidos ocultos al fondo de aquella canal.
 Y así es como poco a poco la noche se les echó encima. La lucha por sobrevivir para estos dos amigos se tornó muy difícil. Javi se enfrentaba al reto de bajar con retales de cuerda toda la vía; solo, herido y muy conmocionado en busca de ayuda.
Al final el rescate llegó al amanecer, pero ya era demasiado tarde para Jose. Había muerto durante la fría noche.
Hace un año de esto y Viti sigue con secuelas. Ha sido un año muy duro para él y le deseo una total recuperación.
Cuando me acuerdo de estos hechos, después de que Viti me lo contase todo en el Hospital, no puedo dejar de pensar en ese abrazo final. Ese acto de valentía, nobleza y amor con el que Jose deja muy claro que tipo de persona era. 
Viti y Jose con el Mont Blanc al Fondo 

Buscando sentido a estas cosas he encontrado esto
  

CONFESIONES DE UN AMANTE DE LAS CUMBRES
“El alpinismo en su faceta de máxima perfección no es un deporte de competición, a la imagen de nuestra sociedad de rivalidades y competitividad.
Es una actitud alegre, libre y lúdica, alejada de los problemas, obligaciones y las pequeñeces de la vida cotidiana.
Practicar el alpinismo como un juego significa:
Retornar a la naturaleza, simplemente, a pie.
Practicar un turismo silencioso que solo deja huellas en el suelo.
Desarrollar la personalidad hasta los límites más insospechados y dejar que se revelen nuestras capacidades adormecidas.
Buscar el camino en un entorno virgen y salvaje y encontrarlo en un desierto fascinante de hielo y roca.
Dejar que el viento acaricie el rostro, resistir al frío, al calor y plantar cara a los más violentos temporales.
Formar parte de los días y las noches.
Entrar en resonancia con elementos esenciales como la luz, el aire, el agua y la tierra.
Contemplar la bóveda terrestre estrellada y perderse en la amplitud, la profundidad y el silencio de estos espacios infinitos.
Permitir que las rocas nos cuenten la historia inmemorial de nuestra Tierra hasta que se abran los abismos vertiginosos del tiempo y del espacio.
En el reino hostil de los cristales y los minerales, descubrir las primicias de una vida vegetal.
Acercarnos a la esencia misma de la existencia de nuestro pequeño planeta frente al vacío infinito y glacial del universo.
Inspirar; dejar que penetren la tranquilidad y el silencio; soportarlos; soportar el aislamiento y dejar volar el espíritu.
Confrontar las propias fuerzas con entusiasmo a las dificultades que cada vez parecen mayores, probar el sabor picante del peligro y, acá o allá, permitir que la vida penda de un hilo de seda…
En una palabra:
Saborear la vida en su forma genuina, asumir su intensidad y su fuerza.
¿Será acaso esto la felicidad?
(W. Munter)

1 comentario:

  1. Estas cosas entristecen mucho, Iñaki... pero así es el juego que nos traemos y siempre quedará el recuerdo de los amigos que se fueron.
    Recordarlos con una sonrisa... seguro que les gusta... estén donde estén.
    Saludos cordiales.

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