miércoles, 22 de agosto de 2012

Si no muero congelao muero quemao


Ayer fue un día de esos difíciles de olvidar.
Tengo la sensación de haber sido testigo de un acontecimiento histórico.
Y es que el incendio de Castrocontrigo es el más grande desde que se tienen datos en León.
Probablemente esté entre los 5 más grandes de la última década en el país.
Si tuviese que elegir un momento de los allí vividos lo tendría muy difícil.
Porque me embarga una gran tristeza al recordar como se quemaban miles de hectáreas de bosque adulto.
Porque ves como la riqueza ambiental y económica de toda una comarca rural desaparece en unas horas.
Porque no entiendes cómo el hombre puede desencadenar eventos de esta magnitud aniquilando una naturaleza que le protege.
Porque es difícil asimilar que cientos de hectáreas ardan sin control después de que una reproducción lejos de tu alcance tire por el suelo el trabajo de muchas horas y personas.
Y ves el fuego multiplicarse y no puedes hacer nada.
Porque es difícil olvidar el grito de miles de grillos que por la noche grillan al cielo su destino en ese sitio que ves que se va a quemar, con ese ruido que te taladra los tímpanos.
Cientos de miles de animales de todos los tamaños morirán pasto de la llamas.
Porque es difícil de mantener la entereza cuando vuelves al lugar donde estaban tus compañeros trabajando y sólo ves un infierno de llamas y no puedes contactar con ellos y  piensas si estarán a salvo.
Cuando esto te pasa varias veces, parece que te vas acostumbrando.
Porque se hace difícil escuchar por la emisora la orden de retirada total de los medios de extinción del lugar donde te encuentras para dirigirlos en bloque a defender los pueblos.
Porque a toro pasado analizas las decisiones tomadas, y ves que aquellas opciones que tenías y descartaste podían haber sido peligrosas.
Decisiones tomadas en poco tiempo y que afectan a todas los compañeros que tienes a tu cargo.
Porque sabes que algunos de estos compañeros que lo están dando todo, lo hacen a pesar de estar explotados y malpagados.
Y porque estas personas te hacen sentirte orgulloso de tu profesión.
Pero a  pesar de todo esto creo que el momento más representativo de todos, fue aquel a las 5 de la mañana, cuando abandonaba el incendio para descansar, me encontré con dos ancianos de Torneros de Jamuz.
Creo que se habían resistido al desalojo.
Alarmados por la gran cantidad de humo no podían dormir.
A la puerta de su casa paré mi coche y pude ver en sus rostros los signos del desamparo, la inquietud, y la tristeza.
Se produjo una conexión silenciosa que lo dijo todo sin decir nada.
El gesto en forma de llanto y roce fue común y es que las emociones humanas nunca dejan de sorprenderme.
Al partir, allí se quedó un trozo de mi alma.


 

Este vídeo fue filmado desde los montes cercanos a mi casa en Lugán el día antes de los hechos aquí relatados.
La estela del humo atraviesa de sur a norte toda la provincia de León, la de Asturias y llega al Mar Cantábrico. 


5 comentarios:

  1. Yo lloré y eso que solo ví imagenes en el periodico, asi que imagina vuestra profunda tristeza y rabia...no tengo palabras que sirvan para aniarmte, solo un abrazo, que no es capaz de cambiar nada, ni de hacer que los montes dejen de quemarse...

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  2. Solo hace falta un hijo de puta y un mechero o un atontao que no se entera,por desgracia esto tiene mala solucion.

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  3. Unos segundos de un descerebrado (criminal o imprudente el efecto es el mismo) que suponen décadas para que se recuperen el monte y los que viven en él, eso si es que llegan a recuperarse... Una pena, ánimo.

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  4. Tengo la esperanza de que entre todos eduquemos a nuestro hijos para que respeten la naturaleza y estas cosas no se repitan. " LA TIERRA PROPORCIONA LO SUFICIENTE PARA SATISFACER LAS NECESIDADES DEL HOMBRE, PERO NO LA CODICIA" (GANDHI)
    ¡¡¡¡NUNCA MÁIS, NUNCA MÁIS!!!!

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